Hace unos días el diario El Mundo publicaba un reportaje donde recogía los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre las horas que deben dedicar a los deberes los alumnos según el país en el que vivan. Resulta que España es el quinto país que más deberes pone entre 38 analizados. Solo le superan Polonia, Irlanda, Italia y Rusia. En el otro extremo se encuentran Finlandia y Corea del Sur, que curiosamente son dos de los países con mejores resultados académicos en el informe Pisa.
¿Tenemos demasiados deberes? Se preguntaban en el diario. Este es un debate recurrente. Cierto es que los deberes contribuyen a crear hábitos de trabajo y consolidar conocimientos. Pero hay quien no tiene una buena opinión de estas tareas, o mejor dicho, de cómo se aplican. Entre ellos muchos padres. En algunos países, como en Francia, llegaron a movilizarse contra el exceso de deberes en casa, una iniciativa que apoyó la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA). En su opinión, el hecho de incrementar el tiempo que los menores han de dedicar en casa a los deberes escolares demuestra que la escuela no responde adecuadamente a las necesidades educativas. Señalan que esto representa en gran medida un fracaso del sistema educativo, que provoca desigualdades sociales, ya que no todos los niños encuentran la misma ayuda en su entorno (no todos los padres pueden ayudarlos igual con la tarea por falta de tiempo o de conocimientos, ni tienen la misma capacidad económica para recurrir a clases particulares o academias). Además, aseguran en CEAPA, la sobrecarga de deberes crea tensiones entre padres e hijos ya que con tantos deberes los niños se quedan sin tiempo para jugar y esto genera rechazo. De hecho, los niños necesitan tiempo para realizar otras actividades que también contribuyen a su desarrollo personal, como el deporte o las actividades culturales.
En general, la crítica no está dirigida tanto a la tarea en sí como al exceso de la misma. Además, algunos especialistas señalan que la falta de calidad no se compensa con cantidad, es decir, si un niño va mal en una asignatura quizás la solución al problema no sea dedicarle más horas sino revisar cómo se está enseñando esa materia.
¿Vosotros qué opináis? ¿Sois partidarios de poner deberes o no? ¿Creéis que nuestros alumnos tienen demasiados deberes?