En el caso de un/a profesor/a, casi tan importante como los conocimientos es saber transmitirlos. A continuación os enumeramos 10 consejos para hablar en clase (aunque la mayoría se pueden aplicar ante cualquier otro auditorio).
- Usa lenguaje sencillo y adaptado a la edad de los alumnos. Usar un vocabulario extremadamente formal o lleno de tecnicismo no ayuda a conectar con la clase.
- Lanza ideas claras y cortas. Las más importantes se pueden desarrollar explicándolas con otras palabras.
- Intercala diferentes tonos y ritmos. De inicio, debemos subir un poco el volumen respecto a una conversación normal. Por otra parte, hay que enfatizar palabras, hacer una marcada pausa después de una idea importante para sugerir la reflexión o ralentizar la pronunciación si explicamos algo complejo. Estas inflexiones, usadas en su justa medida, ayudan a mantener la atención de los oyentes.
- Los gestos refuerzan el mensaje que queremos transmitir. Nada de brazos cruzados y pasos lentos de un lado a otro de la clase, de explicar sentado desde la silla escondido tras la mesa, o de meter las manos en los bolsillos.
- Mantén una buena postura. Cuidar el lenguaje corporal es básico en cualquier exposición pública. Lo ideal es es tener la espalda recta y la cabeza alta, con la barbilla ligeramente elevada.
- Contacto visual. Tener contacto visual con los oyentes es otro de los recursos para que se mantengan atentos. Cuando miramos a alguien le estamos enviando en cierta manera un mensaje, le estamos diciendo que le estamos viendo, que le estamos hablando a él.
- Usar anécdotas y bromas en la medida de los posible. Cualquier cosa que se presente como extraordinaria o divertida tendrá más repercusión.
- Lanza preguntas retóricas. Aquí se debería aplicar el punto 3. Darle una entonación destacada a la pregunta, con una pausa corta al final para que cada alumno tenga unos segundos de reflexión. Incluso se puede volver a repetir la pregunta para alargar ese tiempo de reflexión y animarlo con el contacto visual.
- Demuestra entusiasmo. Por más que lo hayas explicado cien veces intenta hacer un relato entusiasta. El entusiasmo es contagioso y clave de la motivación.
- Usar soportes complementarios a la explicación. Si tenemos que explicar las partes de una flor y lo hacemos con una rosa en la mano es probable que los alumnos retengan mejor el mensaje.
¿Aplicas todos estos consejos? ¿Sabes de algún otro?