Isabel Martínez IES Mariano Baquero

3 de noviembre de 2022

«Hemos logrado que en nuestro centro sea habitual prestar no solo a contemporáneos, sino también a Dickens, Verne, Stevenson, Dafoe, Bécquer o Poe»

Isabel Martínez Llorente es doctora en Didáctica de la Lengua y la Literatura por la UMU y formadora docente para el CPR o el INTEF. Coordina el Plan Lector de Centro del IES Mariano Baquero Goyanes (Murcia), donde asimismo ejerce la jefatura de departamento de Lengua castellana y Literatura. Hemos conversado con ella acerca de las iniciativas que lleva realizando para promover la lectura en el alumnado.

¿Cómo motivar a los alumnos para que adquieran el hábito de leer?

“Tú lees y te miran raro; en cambio, si estás con el móvil toda la tarde, no te dicen nada”: este es uno de los testimonios recogidos en el último informe de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez sobre Jóvenes y lectura (2022), según el cual casi un 27% de los jóvenes con edades comprendidas entre los 10 y los 18 años percibe el hecho de “ser lector” como una actividad que lo distancia de su grupo social. Este mismo estudio indica que es precisamente en esa franja de edad cuando los adolescentes encuentran una obra que les influye de forma definitiva en su formación, y que son las personas más próximas a su entorno las que los motivan para acercarse a los libros. De ahí que sea desde los centros educativos desde donde hemos de implementar acciones que animen a los discentes a leer: no es en modo alguno justificable que la escuela represente tan solo un 19,43% en la incidencia del perfil de un lector adolescente.

¿Qué se puede hacer desde los centros educativos?

Las bibliotecas escolares tendrían que convertirse, de acuerdo con la LOMLOE, en un eje vertebrador de la enseñanza. La lectura es una destreza tanto para las letras como para las ciencias y, aunque parezca una obviedad, se trata de una competencia que tendría que reflejarse en cualquier PGA y concretarse en las programaciones docentes para ser llevada a las aulas. Otro factor clave es que la lectura “salga de las aulas”.

¿Que cómo lo hacemos en el Plan Lector del IES Mariano Baquero? La primera fase consiste en desarrollar dentro del aula estrategias específicas que ayuden a los alumnos a leer mejor: utilizamos un “cuadernillo para la mejora de la competencia lectora” diseñado ex profeso, con carácter interdisciplinar, que contempla rutinas de desarrollo antes, durante y después de la lectura del texto. Es fundamental que los alumnos aprendan a leer mejor, y la literatura científica (Solé, Cassany, Camps) nos avala: el lector, cuanto más competente, más lee.

¿Y la siguiente fase?

La segunda fase ya se desarrolla fuera del aula, sirviéndose de todos los espacios del centro educativo y de toda una red que fomenta la sensación de pertenencia a una comunidad lectora: se organizan talleres de diversa temática en la biblioteca escolar (lettering, teatro…); un ciclo de “Lecturas en alta voz” durante los recreos; un club de lectura para los profesores más inquietos; otro ciclo denominado “Palabra de autor”, con encuentros con escritores de nivel contrastado; concursos de booktubers, de marcapáginas, de libros imaginarios, de creación literaria… y otros que conmemoran días importantes relacionados con el libro y las bibliotecas. Los alumnos disponen voluntariamente de un “Pasaporte lector” que van sellando a medida que avanzan en sus niveles de lectura y son invitados a compartir su experiencia en el “Panel del lector” de nuestra cuenta de Instagram @planlectormb. Las TIC son una herramienta imprescindible en nuestro trabajo al usarlas de forma significativa en la realización de vídeos sobre lectura, pósters sobre escritores, etc.; y, en torno a la cuenta de Instagram, nos ha permitido asimismo dar cauce a una amplia comunidad lectora que incluye a alumnos y docentes, padres y autores. No me gustaría olvidar al alto porcentaje de alumnos que se ha integrado en la “Patrulla lectora”, que participa activamente en todo lo que se hace y transmite el necesario orgullo de ser y sentirse lectores.

Una de las iniciativas de su Plan Lector es #Apadrinaunclásico. ¿En qué consiste y cómo surgió la idea?

#Apadrinaunclásico nace de la constatación de que nuestro alumnado lee mucho, pero no todos los clásicos que quisiéramos. Desde que se implantó este proyecto en el curso 18-19, hemos aumentado el porcentaje de préstamos de la biblioteca escolar de forma considerable. El año 17-18, antes de poner en marcha el Plan Lector, se habían realizado 275 préstamos en la biblioteca escolar; el curso pasado, el 21-22, realizamos un total de 1066 préstamos. En solo cuatro cursos (y con una pandemia que cerró el acceso a la biblioteca durante un curso y medio) se ha conseguido que nuestros alumnos lean más; sin embargo, los clásicos ofrecen una resistencia por el hecho de ser considerados “antiguos”. Desterramos esta idea con un vídeo en el que colaboró un buen número de escritores y personajes de la cultura (César Mallorquí, Luis Leante, Juan Ramón Barat…), donde expresaban sus razones para apadrinar un clásico; después, en el aula, explicamos a los alumnos qué significa “apadrinar”, desde una dimensión solidaria, y lo pusimos en práctica con todos esos autores y personajes que necesitan ser rescatados por las nuevas generaciones de lectores para mostrar su vigencia. Se promovió una campaña de marketing con la realización de anuncios para celebrar el “día de los clásicos” haciéndolo coincidir con la celebración del día del libro, y claro, si los clásicos se venían a vivir a nuestro instituto, ¿cómo no los íbamos a entrevistar? Ahí quedan esos vídeos inolvidables dedicados a Franz Kafka, a Frankenstein, a Don Quijote…

El día fijado para el evento, alumnos y profesores fuimos pegando en una pared del instituto reservada al efecto nuestro “Diploma de apadrinamiento”, convirtiéndose en un enorme mural o, como alguien apuntó, en la bandera más solidaria de la historia de la literatura; ahí convivieron durante semanas, rescatados del olvido secular de las estanterías, personajes y autores que sumaban innumerables razones para merecer su inusitado resurgir. Ese día pudimos acudir disfrazados de nuestro personaje o autor apadrinado, y el claustro de profesores vistió para la ocasión una camiseta con el lema “Yo apadrino una clásica”, con más de una veintena de nombres de escritoras que reclaman su espacio en la historia de la literatura. La fiesta concluyó con las conferencias ofrecidas por la escritora Marisa López Soria y el rapero y poeta Tolo Ortógrafo, con una chocolatada sufragada por el AMPA y una entrega de premios a los mejores disfraces patrocinada por algunas editoriales.

¿Han logrado incrementar el interés por los clásicos?

Las semanas previas y las posteriores fuimos testigos de un notable incremento de préstamos de títulos clásicos. Hemos logrado que en nuestro centro sea habitual prestar no solo a contemporáneos, sino también a Dickens, Verne, Stevenson, Dafoe, Bécquer o Poe. Conviven modernos y clásicos en una simbiosis mágica: hay pocas cosas tan emocionantes como ver un niño de catorce años embebido en la búsqueda de un tesoro o conteniendo el aliento por un corazón que delata al asesino.

¿Cómo la han recibido los alumnos?

“Apadrino un clásico” ha sido la iniciativa mejor valorada, junto al ciclo “Palabra de autor”. En la evaluación del Plan Lector que se lleva a cabo el último mes de cada curso a través de un formulario, el 100% de respuestas del alumnado manifestó su deseo de que se vuelva a repetir este acto, de forma que se consolide como una seña identitaria del centro y de nuestro Plan. ¿Cómo decir no a centenares de alumnos que piden ser ellos mismos los personajes de sus libros favoritos? ¿Cuántas veces los profesores deseamos que nuestros alumnos muestren interés por Cervantes, por Quevedo o por Lope, o que se disfracen de la Celestina o del Lazarillo, del Principito o de un escarabajo llamado Gregor?

También promueven la sostenibilidad…

El primer curso que se implementó este proyecto fue colegiado por la Consejería de Educación de la Región de Murcia como Proyecto de Innovación bajo el título Lectura sin plastificar, porque no hemos apuntado hasta ahora que la línea temática de todo el proyecto dentro del aula es la que trabaja aquellos ODS que tienen que ver con el desarrollo del 7º Objetivo del Milenio: “Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente”. En este sentido, se midió de forma objetiva mediante una herramienta estandarizada el grado de mejora de la competencia lectora tras la aplicación de la herramienta “Cuadernillo para la mejora de la competencia lectora”, y el dato que arrojó fue muy positivo: la muestra de alumnos sobre los que se realizó la medición mejoró hasta en un 56,66% su grado de competencia. Por otra parte, en lo relativo a la concienciación medioambiental, es un proyecto que ha organizado tres años su “Semana Verde”, y gracias a ello han ofrecido conferencias personas de mucho mérito en este ámbito: el exdirector del IEO y vicepresidente de Greenpeace España, Julio Mas; líderes de la economía circular como Diego Amores (Entomo Agroindustrial); fundadores de asociaciones o empresas que tienen como objetivo la mejora del entorno (Patrice D’Arras, con Nafaso; Jesús Pagán, con Foodtopía; Isabel Sánchez, con Disfrumur…); directores de ONGs como Pedro Luengo (de Ecologistas en Acción), Cristina Sobrado (naturalista), personal del Centro de Interpretación de Aves El Valle, o la particular visión de artistas como el escultor Fernando Sáez de Elorrieta o el fotógrafo Juan José Ballester. El resultado inmediato de estas iniciativas fue la reducción drástica del uso de plásticos en el centro, e incluso se promovió, por iniciativa de los alumnos, la eliminación de cualquier plástico el día de las tradicionales paellas, con motivo de la festividad de Santo Tomás.

¿Qué otras iniciativas destacaría de su Plan Lector?

Por ejemplo, la posibilidad de realizar un taller de teatro que ha sido financiado en dos ediciones por el Ayuntamiento de la ciudad de Murcia. El teatro es una actividad que debería estar contemplada en todos los planes de estudio: es crucial el poder reunir alumnos, profesores y familias en torno a un proyecto común, y diseñar espacios de convivencia en torno a una lectura dramatizada que parta de dentro, de un proyecto propio. Los beneficios, solo desde el ámbito didáctico, son innumerables: vocabulario, dicción, oralidad, declamación, coordinación, movimiento, ejercitación de la memoria, entonación, lenguaje no verbal… y luego están todos los demás, los que no se ven, pero que cuentan tanto como los otros: ilusión, gestión de los nervios, resolución de conflictos, ayuda al compañero, compromiso, solidaridad, sentido del grupo con un objetivo… Todo esto es un universo que se llama educación, o tal vez habría que llamarlo Educación, con mayúscula.

También destacaría iniciativas que tienen que ver con la modificación de espacios: una rama de árbol puede convertirse en un árbol de los deseos que hay que esquivar para entrar a la biblioteca del centro; una esquina de la biblioteca puede ser de repente el rincón que alberga las novedades que se han adquirido porque los alumnos las han pedido (¡jóvenes que piden libros para leer!), los bancos o las gradas del patio pueden habilitarse para albergar un club de lectura el último viernes de cada mes… No es natural mantener a un niño sentado seis horas entre cuatro paredes (a menudo con una decoración muy modesta): el cerebro aprende en movimiento, y el contacto con el entorno o con elementos nuevos, el cambio de ambiente, favorece la atención consciente y que se produzca aprendizaje significativo.

También han organizado talleres de Lettering. ¿Cuál es su finalidad?

La neurociencia nos dice que el cerebro genera conexiones sinápticas si realiza trazos con lápiz; no así si se pasa el dedo por una superficie plana (consúltense los tratados de Catherine L’Ecuyer, otra experta que pasó recientemente por nuestro centro). Practicar lettering sujetando de forma firme o suave un rotulador con punta de pincel es un ejercicio valiosísimo para mejorar la concentración, para practicar la atención consciente y para alegrar el sentido de la vista al comprobar que somos capaces de pintar las palabras o de dibujar un concepto con colores y diversos estilos caligráficos. Este taller está ideado y dirigido por la profesora de Lengua castellana y Literatura Raquel Montesa Bernet, una docente extraordinaria que, además de ser plenamente eso, docente, es también una artista que pone su tiempo, su esfuerzo y su talento al servicio de este proyecto común de centro que se llama Plan Lector.

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