La «Técnica de la Tortuga» se está convirtiendo en una herramienta valiosa para padres y educadores. Esta técnica, diseñada específicamente para niños, ayuda a gestionar comportamientos impulsivos mediante una estrategia simple y visualmente atractiva. Esta técnica se basa en algo que les encanta a los niños: el relato de un cuento.
¿Qué es la Técnica de la Tortuga?
La Técnica de la Tortuga es un método de autocontrol psicológico que enseña a los niños a manejar sus reacciones emocionales ante situaciones de estrés o conflicto a través de un cuento o juego. Originada en las prácticas de terapia cognitivo-conductual, la técnica fue desarrollada por Marlene Schneider y Arthur Robin en el 1974 como una forma de controlar la agresión y la impulsividad en niños pequeños.
En definitiva, esta técnica es un método para aprender autocontrol y poder vivir las frustraciones del día a día de manera adecuada, sin hacerse daño a él ni a otras personas.
Cómo funciona la Técnica de la Tortuga
El proceso es simple y se puede implementar en tres pasos:
- Parar y reconocer la emoción: Se enseña a los niños a identificar signos de frustración o enojo.
- Retiro simbólico y la respiración abdominal: Al sentir estas emociones, el niño se imagina siendo una tortuga que se retira a su caparazón. Esto se hace encogiéndose y respirando profundamente, creando un momento de pausa.
- Reflexión y respuesta: Una vez calmados, los niños pueden salir de su «caparazón», listos para responder de manera más pensada y menos impulsiva.
Beneficios de la Técnica de la Tortuga
Los beneficios de esta técnica son múltiples. No solo ayuda a los niños a aprender a calmarse y pensar antes de actuar, sino que también promueve habilidades de resolución de conflictos y mejora la interacción social, así como la autonomía. Además, fortalece la autoestima al darles a los niños herramientas para manejar sus emociones de manera independiente.
Implementación en el aula y en casa
Educadores y padres pueden implementar la Técnica de la Tortuga tanto en el aula como en casa. Se recomienda practicar regularmente los pasos con los niños, utilizando ejemplos específicos o juegos de rol para reforzar el aprendizaje. Además, la consistencia es clave: cuanto más se practique, más natural será para el niño adoptar esta técnica en situaciones reales.
Un método aprobado por expertos
Psicólogos y educadores alrededor del mundo respaldan la eficacia de la Técnica de la Tortuga. Su simplicidad y enfoque directo la hacen adecuada para niños, incluso desde edades tempranas, facilitando una base sólida para el desarrollo de habilidades de autocontrol más complejas a medida que crecen.
En conclusión, la Técnica de la Tortuga no es solo una estrategia de manejo conductual, sino una habilidad vital que puede beneficiar a los niños a lo largo de toda su vida. Enseñar a los niños a gestionar sus emociones de manera efectiva es un regalo que les servirá en muchos aspectos de su vida diaria y futura.